Categorías destacadas
Todas las categorías
Arte-Teatro-Fotografía-Música- Diseño- Moda
Asunto Impreso
Ciencias Exactas
Derecho- Procesal- Civil- Comercial
Editoriales
Filosofía
GRIJALBO
Libros infanto-juveniles
Libros técnicos
Psicología - Psicoanálisis
Paso a Paso
La frecuente equiparación actual entre la trata de personas y la prostitución, así como el estigma social que recae sobre quienes ejercen el trabajo sexual tienen una larga historia que puede rastrearse en el pensamiento jurídico, en las decisiones de política criminal y en el debate de los feminismos. ¿Cuáles son esos antecedentes históricos que explican el origen y la caracterización de la campaña contra la trata de personas? ¿Existe una correspondencia, en términos de impacto material, entre la incorporación de los postulados neoabolicionistas en la configuración de la política criminal argentina contra la trata de personas y el alto porcentaje de mujeres criminalizadas o victimizadas? ¿Qué cambios implicó para la legislación el proceso de reformas inaugurado en 2008? ¿Cómo fue el debate doctrinario acerca de la significación jurídica de algunos de los conceptos clave, tales como explotación, consentimiento y vulnerabilidad, que integran los nuevos tipos penales? Ni víctimas, ni criminales: trabajadoras sexuales constituye un análisis feminista crítico de las categorías involucradas en los debates sobre la trata de personas y el sexo comercial, con el foco puesto en los discursos y las prácticas penales concebidos como tecnologías de gobierno y manifestaciones de poder. Detener los efectos de esa maquinaria incesante, que no deja de producir clandestinidad y marginación, resulta imperioso, pues “las señales de daño son más contundentes que sus inciertos beneficios”. “El estigma que pesa sobre lxs trabajadorxs sexuales se profundiza y se perpetúa cada vez que se confunde trabajo sexual con trata de personas. Esta equiparación es una forma de violencia contra nuestro colectivo, pero no es nueva: tiene una larga historia, y de esa historia nos habla Marisa S. Tarantino en este libro.” Del prólogo de Georgina Orellano, secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina