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LA ECONOMIA SOCIAL DEL SIGLO XXI. IDEAS Y EXPERIENCIAS ARGENTINAS Y LATINOAMERICANAS

LA ECONOMIA SOCIAL DEL SIGLO XXI. IDEAS Y EXPERIENCIAS ARGENTINAS Y LATINOAMERICANAS

MARIO CÉSAR ELGUE

₲ 136.000 ₲ 170.000

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SINOPSIS:

Reflexionar alrededor del concepto de la economía social y de la economía solidaria y describir sus experiencias, situándola en el siglo XXI, podría considerarse una doble impostura. Por un lado, por la aparente redundancia de calificar de social a una economía que es parte de las ciencias sociales y del hacer y pensar de emprendimientos asociativos que más allá de los matices ideológicos- generan siempre una actividad social. Por otro lado, porque se podría argumentar que, en el siglo XXI, se han derrumbado aquellos idearios y proyectos totalizadores que pretendían superar al capitalismo a través de una construcción política más justa y solidaria. Pero como la teoría convencional continua definiendo a la economía sólo como una relación entre fines y medios escasos, susceptibles de usos alternativos, es aún pertinente adjetivar a esta otra economía como social, partiendo de una óptica y una metodología diferente a la de las corrientes ortodoxas. En la economía social desaparece esa división artificial entre lo económico y lo social: además de lo vinculado a la asignación de recursos, esta otra economía se involucra en la distribución, en las condiciones de la producción, en el desempleo, la pobreza y la calidad de vida; promueve la organización autogestionaria y el desarrollo armónico de la comunidad. El renovado interés por las diversas ideas y fórmulas organizacionales de la economía social que se verá en este texto tal vez se deriva de que viejos y nuevos problemas que afectan a nuestras sociedades no pueden resolverse con eficacia y equidad con la sola intervención de las empresas capitalistas, de las empresas publicas y, en general, por un sector público que no está a la altura de las circunstancias. Aún recordando que la economía social hunde sus raíces en el siglo XIX, la acumulación de experiencias y aprendizajes han dado nacimiento a un versión actualizada que -sosteniendo sus valores y principios originarios- ya no se orienta mayoritariamente a sustituir a un sistema de capitalismo liberal por otro de economía social, pero tampoco se concibe como mero paliativo, como un subproducto de la evolución cíclica del capitalismo. Se vislumbra a la economía social del siglo XXI como una institución más de un sistema mixto, instalando su impronta como un subsistema diferente del subsistema público y del privado lucrativo y tan estructural como ellos, necesaria para lograr una más equitativa asignación de los recursos y la redistribución de la renta y para extender y afianzar la democracia participativa, consolidando un desarrollo integrado, diversificado y sostenido, respetuoso del medio ambiente y de los equilibrios territoriales.